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Mostrando entradas de 2023

Receta de "Gacetillas Realsitienses" contra el aburrimiento navideño

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  El nacimiento de un libro siempre es un acontecimiento digno de celebrar. Si la obra en cuestión la presenta el escritor más importante que ha tenido una ciudad, yo diría, sin ánimo de parecer exagerado, que debería ser de "interés público general". Se cumple exactamente un mes desde la presentación en el centro Marcelino Camacho,  del segundo tomo de las "Gacetillas Realsitienses" https://www.amazon.es/Gacetillas-realsitienses-Rafael-G%C3%B3mez-Herrera/dp/B0CHW9J3JQ y creo que según avanza el tiempo y el interés por lo cultural, se hace indispensable recordar que nunca es tarde para comenzar o retomar la noble virtud de la lectura, más si cabe en tiempos de inmediatez, consumo instantáneo de información y falta de comprensión lectora y calma analizadora en la mayoría de la población. Guardar diez minutos de nuestra existencia cada día; reservar un espacio para nosotros mismos y para el libro que tenemos enfrente nos ayudará a poner freno y adquirir perspectiva de

CALLE JARDÍN: MIRANDO AL MAR Y A LA TIERRA

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  CALLE JARDIN: MIRANDO AL MAR Y A LA TIERRA El otro día la nombraron, y en la visión de sus fotografías se notaba el sol y las sonrisas de los niños, aunque fuera hace sesenta años. También se mencionaron otras calles, otros rincones de San Fernando de Henares, donde se vivía humildemente al socaire de los olivos y los barros, de las lecherías y las bodegas. Era un pueblo limpio de puro bueno, y en ese sol pletórico que se apreciaba, se percibía la influencia de los niños y de las madres, de las meriendas y de las trastiendas. Hay un San Fernando que conecta con aquella población de la ribera, que todavía miraba al río de frente y confiaba en el, pues no tenia acechanzas de contaminación, ni olores que recordaran a la muerte. Al oír las palabras de Luis Aurelio, me quedé con la copla de que la calle podía ser circuito de ciclismo, llanuras del Missisippi, plató de la Metro Goldwing Mayer o pasarela de modelos parisina. Se conectaba lo divino con lo humano, lo estático con la actividad

LA COLUMNA

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Fue a raíz de tener varios encuentros entre la vigilia y el sopor, cuando Borges se puso como tarea escribir un libro sobre sueños. Era el año 1976 y la psicodelia se desbordaba por el celuloide, los vinilos y las tertulias literarias. Estoy seguro de que el bueno de Jorge Luis no visito ningún antro para quedar prendado del THC o el LSD, abreviaturas que nos han abierto mundos nada breves, y de las que el sueño siempre ha vivido como un inquilino al que se le permite todo. El maestro argentino identificaba sombras y fantasmas en ese otro "mundo" alternativo a la realidad de los tomates insulsos y al aceite precioso. Yo mismo, desde hace dos semanas, vivo sin vivir en mi, porque una realidad paralela me ha conquistado como un COVID agresivo, que se pega como el Loctite a los dedos del incauto. Debió existir un momento y una hora en la que mi conciencia salió de la crisálida para traspasar el umbral del bar el Alcarreño y llegar a un restaurante del otro lado . Mi presencia fr

CONCURSO VÁZQUEZ MONTALBÁN - Relato Exprés ( Abril 2023)

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    EL RELATO DE LA CARTA INESPERADA. Podría escribir los versos más tristes esta tarde... pero no soy tan pesimista como Neruda. En la bruma de grises y destellos donde estoy, me debato entre la resignación y la rebeldía; entre la incredulidad y la resistencia. Estoy ahora muy bien, ciertamente, sentado en una silla estándar y mirando hacia el firmamento blanco del gotelé del salón, con la carta del hospital tan burocrática, tan desprendida, donde me comunican que mi carcinoma no es nada amigable, y que ponen a mi disposición una estupenda cronología de "quimios" y "radios" con la que me asaetearán como a un San Sebastián cualquiera. Es curioso pero, en mi ataraxia actual, no siento ni frío ni calor, y eso me preocupa. No han comenzado todavía a meterme detergentes por el cuerpo y ya siento como el alma se me hubiera fugado por los ventanales del miedo, anudando cualquier sábana al alféizar del espíritu pusilánime que me caracteriza, a esta insoportable cap

ATENEO REALSITIENSE. El proyecto integrador de las letras, las artes y el movimiento intelectual de una ciudad.

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Con el ánimo de ir construyendo, paso a paso, y por el buen camino, esta iniciativa, hemos considerado de interés explicarnos algo más en detalle, siempre con la zozobra de cualquier comienzo y, por supuesto, con la noble intención de no cambiar ni corregir en exceso, en el futuro cercano, los avances que se vayan dando. ¿ De qué hablamos cuando hablamos del Ateneo? Nos resulta imposible no transmitir que este proyecto, esta empresa surgida de la erudición y de la costumbre, de la preocupación por la creatividad y la sociabilidad ha existido siempre. Posiblemente no la hayamos visto o apreciado, pero como el viento, se ha hecho sentir en los rostros y en las almas, como una luz que todo lo abarca, que todo lo calienta, y solamente hace falta manejar el timón del foco para alumbrar doquiera que el arte pueda estar y persistir, en esta ciudad donde vivimos o de la que somos oriundos. Independientemente de otros proyectos que se hayan celebrado en el pasado, el actual Ateneo Realsitiense 

EL CALLEJÓN DEL MOLINO

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  El silencio se hace banda sonora urbana en el callejón del Molino. Hermano pobre de la calle aledaña, mismo nombre y misma estirpe, pasear por el callejón del Molino es desconectar de la maquinaria de la vida; de todo lo ruidoso, violento y montaraz de la existencia. Entre sus casas humildes se respira el aire serrano sin estar en Cercedilla, y la calorina toledana sin pernoctar en Torrijos. Es una mezcla sanfernandina, de pueblo, entre los arrabales dignísimos de una gran ciudad y la plúmbea tranquilidad de la España vaciada. Curioso nombre este, hecho ya marca, vinilo y cartel de lo políticamente correcto. Este pasaje a la esencia de San Fernando, comparte con la zona que circunda (pero que no circuncida) al olmo viejo del parque Antonio Machado, que como bien dijo el poeta "con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas nuevas le han salido". El tridente de la Fragua, Machado y Falla conecta con el universo paralelo del Olivar y Huerta Chica, posiblemente en e

LAS TARDES SERENAS DEL JARAMA.

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Me contaba un caminante el otro día, cuando hice una parada en la fuente cercana al puente del Moco, que el Jarama se está serenando; que las aguas se han remansado; que ahora fluye el agua junto con el silencio. Yo no sabía a qué se refería, y mientras rellenaba el bidón de la bicicleta estándar que me he comprado, le insistí en que me explicara a donde quería llegar con esa afirmación. - Se ve nada más asomarse desde el puente. Es una manta que cae sin picos, sin olas. Da un poco de miedo y todo. El paisano de unos setenta años que se toca el pico del sombrero y me mira con ojos cansados se ha explicado perfectamente, aunque con sus palabras. Poco después, dejo la bici en el área de descanso y me meto en el puente, justo en la zona equilibrada del centro. Me siento como Herman Hesse cuando alquilaba una habitación en Viena y se asomaba al balcón, simplemente para recibir las sensaciones de la calle y las de su sangre. A mi me llega el aire cálido de agosto y el sudor como termostato

La naturaleza imita al arte (de la guerra)

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 En la casa de la carretera, hace años que se vienen rebelando las naturalezas interiores. Salen los jaramagos y los tallos vigorosos como si quisieran escapar de una leyenda oscura y ancestral. Ella nos dejó una casa intacta y una personalidad inimitable. Fue personaje y persona; lugareña, autóctona, víctima y heroína. Nunca presumió de nada, ni falta que le hizo. Fue Diógenes para su comunidad, y como el sabio de Sínope, no conoció las modas ni los protocolos. Cuando comprobó que el carro que empujaba suponía un lujo, acarreaba sus impedimentas con la mano. Y trasladó todo esa filosofía a los aspectos más personales de la vida. Se fue sin que nadie lo supiera. Diríamos que un buen día, cerró la puerta tras de sí, y ese portazo sonó como un signo de admiración: abrumaba su normalidad. Vivía en la última casa del pueblo, y no tuvo luz ni agua hasta bien entrados los años ochenta. Se lo pusieron casi por decreto municipal, porque ella nunca hizo por tener esos lujos, habiendo cántaros,