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Mostrando entradas de junio, 2008

Ahora España es "la roja".

Obviemos el azul del pantalón. Olvidémonos hasta del amarillo de la bandera. Puestos a ser tolerantes, admitamos el morado republicano, en todo caso. Con la Eurocopa de "furbo", ese pulpo pseudo- izquierdoso, con tentáculos en todos los ámbitos de la sociedad, ha conseguido ganar unos cuantos miles de almas más a la causa. Puestos a envolverse en la bandera han llegado más lejos que nadie, debajo mismo de la gigantesca vela rojigualda de la Plaza de Colón. La Cuatro, la cadena más roja entre las rojas; roja fofi de tanto sonrojar, ha acuñado el termino de "la roja" y ya todo el mundo lo usa como lo hubiéramos utilizado toda la vida. Más le hubiera valido a la Bibiana republicana, haberle cedido el trabajo de extender el palabro de "miembra" a esta cadena de televisión. Eso sí hubiera sido una verdadera "extensión cultural" , de cultura de la buena, faltaba más. Escenarios rojos, sobre banderas rojas, en la Plaza Roja de Colón, que también era r

LA TIRANÍA DE LA IGNORANCIA

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Este hombre murió el miércoles. La ciudad que le vió nacer en 1.923 le ha visto morir en este siglo de ciencia ficción. Vivió más que cualquiera pueda vivir, y experimentó con casi todas las disciplinas del conocimiento. Ya, ya sé que no es el actor de moda. Tampoco es un futbolista fallecido en extrañas circunstancias. Nunca será el objetivo de un foco ni de una cámara. Luis Cencillo era un cerebro-esponja que absorbió todas las facetas del saber y del conocer con extraordinario apetito. Frente a él, muchos cerebros espongiformes ( que no es lo mismo) disfrutan de funerales casi "de estado" y de llantos desconsolados por las calles de la capital del Reino. El desinterés por la cultura tiene estas cosas. Se nos escapan los genios entre las manos, como la arena que no pone su granito porque se desliza entre los dedos hasta el abismo del olvido. Espero que allí se haga justicia y si hace falta, se vuelquen pueblos enteros reivindicando un reconocimiento a su paisano excelso.

¿Quién puede cambiar el lenguaje?

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Vivimos tiempos en los que uno no para de sorprenderse. Como bien dijo Larra, los únicos que no se sorprenden de nada son los eruditos y los imbéciles. Los unos por estar en las cumbres donde todo es quietud y brisa fresca, y los otros porque viven metidos en sus quehaceres diarios sin preguntarse ni siquiere por qué cojones están aquí. Nosotros, "azorines en agraz", o almas de medio recorrido, seguimos parando cada cierto tiempo en las áreas de descanso de la vida para hacer alguna reflexión o para divisar el paisaje, preguntándonos y asombrándonos de cómo esta el patio patrio. La ocurrencia de la ministra de igualdad (¿?) quedaría en mera anécdota de no ser porque desde tan encumbrada atalaya, los actos y los dictos tienen consecuencias imprevisibles e importantes. Descerrajar una majadería tal como espetar miembros y miembras puede parecer que no tiene más efecto que el de ser noticia tan breve como chusca. Pero no debemos olvidar que el lenguaje es junto con el "pap

KISS. Bilbao. Junio. Reencuentro.

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Ya hice en este blog, tiempo atrás, un alegato cariñoso y cercano de lo que para mí suponía el grupo de Nueva York. Tatuado llevo en el ADN la cadencia de su ritmo, el aroma del "show" eléctrico, el sueño de un jóven que todavía no ha acabado de despertar. Me avisó César Marfíl de la celebración del concierto en Bilbao y desde ese día le dije que sí, como se dice sólo una vez, a la mujer de tu vida. Desde ese día, vivíamos pendientes de que llegara el día veintiuno para celebrar el regreso de Stanley, Simmons y de otras dos estrellas que nos dejaran eclipsados como aquel 25 de junio del noventa y siete. Al pasar de los años ocurre que uno va "pasando" también de muchas cosas. Nos vamos quedando con lo que de verdad nos importa, y cada vez son más los asuntos que no atraen nuestra atención. Ya casi no veo la televisión. Apenas presto atención a los partidos de fútbol. Cada vez me asquea más la política. Como al árbol que se le caen las hojas, a mi se me van cayendo l

Los ojos que han visto tanto.

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Fue en un restaurante madrileño de padres valencianos. O al revés. Pero los recovecos y casualidades de la vida hicieron que en la mesa de al lado, un anciano, masculino "singular", disfrutara de una paella con sello levantino, igual que nosotros. Al poco de haberlo visto, caí en la cuenta de que estabamos al lado de una institución, de una leyenda. Susana también se cercioró de que se trataba de alguien famoso. ¿Famoso? si. Viene de fama, que según el diccionario vigente, a pesar de la "ministra", significa Opinión que la gente tiene de la excelencia de alguien en su profesión o arte. Pocas veces un significado se ha abrochado tan bien a una palabra. Porque este hombre, el que se colocaba lentamente la servilleta en el cuello, es un famoso con todas las letras. Ademanes de gente educada. Voz sosegada y calma. Charla distendida, discreta. Los años construyen los muros de la prudencia sobre las cenizas quemadas de los errores, que son las canas. Hace tiempo que no ag