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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Telediarios paletos e infantiloides

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No es para menos, y creo que me quedo corto. Que si llueve, que si nieva, que si vuelve a llover, que si no deja de nevar. Becarias hipersonrientes y pluscuagesticulantes que dan fe de lo evidente, entrevistan a los paisanos y dan pávulo a las inevitables naderías y topicazos. Pasan veinte minutos, conectan con el enviado especial en el pueblo más remoto de Guadalajara; el chavalote, que está haciendo méritos para la empresa, nos ilustra con los centímetros de nieve caída, la ausencia del panadero por que le patinaba la furgoneta, y el recuerdo del abuelete que acude, curioso, y se sincera diciendo que esto con Franco sí pasaba, y mucho más. Geografía patria y cierra España. Media hora de informativos. En Santiago, paradójicamente, no ha llovido, pero en el pueblo de al lado sí, caprichos y vericuetos de la naturaleza. Fíjese usted que chupones cuelgan de "las canales", las ovejas de Celedonio se han constipado, y la chorva periodistilla deja colar entre frase y frase vana, e

y el "ver blog" se hizo carne...

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Una necesidad perentoria, casi una obligación. Deshojar la margarita de los apegos y quedarse sólo con dos o tres, uno de ellos la disciplina. Escribir para disciplinar el espíritu y para alejar el fantasma de la pereza, que tiene cuerpo y forma casi humanas. Leer, absorber, asumir, imaginar, componer, decidir, escribir, y que los videojuegos, ni el mus, ni la cama, los manjares frívolos de mi existencia, me hagan naufragar. Comprar, bricolar, cotidianear, bregar con los asuntos banales que desagradan y se pintan en tono gris, tampoco deben suponer obstáculos para ello. Voluntad, pluma, tecla y lo que sobre para la creación. Como en la caja del supermercado, así como las tablas separan las compras, todas sin alma, yo tengo que separar técnicas de volátiles ideas. Y luego el pago. Todo nutre y hace pared. Construye. Los blogs de gentes conocidas, otros que se cazan al vuelo, periódicos, y todos los libros pendientes de mi salón. Bastante material, y después disciplina, mujer afanada con

Nieve y hojas secas

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Paralelismos. El inconsciente vuela solo y ata cabos. La tarde que fui al paseo de los chopos y pisaba las hojas secas, aquel manto de hojas amables y muertas. Esta mañana de nieve igual de condescenciente con mis pisadas. Hojas superpuestas y nieve sin principio ni fin, rendidas ante mi. Alfombras voladoras a ras de suelo que me transportan tan dentro de mi. Pleitesía, levitación serena. Crujir de camino viejo y caduco, y ahora, suave crepitar de algodones helados. Me inquieta darme cuenta de tanta realidad sublimada. El tiempo frena su velocidad, tan programada, tan machacona, para ponerse a la altura de mi ir y de mi venir. Dos dimensiones paralelas que me demuestran la insoportable importancia de los segundos que pasan. Los pensamientos salen para recrearse con tanta belleza, saliendo del letargo de mis adentros; para arrancarme letras que apenas pueden expresar la cola de impresiones que se amontonan, apresuradas por derramarse y pisar la alfombra de hojas secas del paseo intermin