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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Gilgamesh, Ulises, Perseo...

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Y salvando las distancias, al hombre de nuestro tiempo. Sólo se crearán unos cuantos versos para relatar la proeza del vivir día a día. Hombre actual, qué solo te encuentras ante la vorágine de tu destino. Qué prisas te gastas en tu existencia. Qué lágrimas derramas y qué poco abonan el suelo del cemento que pisas. Cuántas trabas a tu humilde existencia, cuánta hojarasca legal, cuánto fastidio laboral.Diez, quince, veinte hidras tendrás que vencer al cabo del mes, para disfrutar solo de manás y delicias de quince minutos. Firmes te esperan los setos de estos laberintos y vericuetos vacíos que merman tus fuerzas. Hombre que reinaste una vez y que te ha sido arrebatada la oxidada corona, con lo que humilla y lo que jode. Ya no nos quedan Enkidus para compartir un rato. Ya no hay Ítacas donde esconderse y respirar un rato, ya solo quedan momentos dispersos y volátiles donde poder oler la paz,a ráfagas, relamiendo la estela del adiós hasta dentro de otra eternidad donde tus ojos brillen. ¿

Roma y los videojuegos

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Los videojuegos sirven para entretener, normalmente ahí se queda su misión. No hace falta pedirle más a un desarrollo informático, de índole fantástico por lo general, cargado de sueños y de mundos virtuales. Pero también es verdad que cuando un trabajo está bien hecho, la documentación es abundante y fiel reflejo de la historia, y el apartado visual es asombroso, se reúne un triunvirato de virtudes que nos pueden hacer disfrutar de manera triple. Diversión, cultura y goce estético. No exagero lo más mínimo: Assassins Creed: La Hermandad . Así se llama un simple juego de consola, pero si quieres tener un primer acercamiento a cómo era Roma en la época del Renacimiento, si deseas conocer la influencia "Borgia" en sus escalones de poder, este es el modo más fácil (¿fácil?, es un decir) de trasladarnos a aquella época. En anteriores entregas, pudimos visitar, recorrer, escalar y hacer justicia en Monteriggioni, La Toscana, Florencia, Milán y algunas ciudades de Oriente. Ya fuera

Ojos de aguas turbulentas

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Miguel. Otrá razón. Un centro. Un eje. Algo sobre lo que rotar y por lo que vivir. Ojos que te hacen crecer y que guardan un océano de inocencia y de futuro. Miraría eternamente por esas dos ventanas grises. Ojos de aguas turbulentas, de mar bravo, de tormenta y de calma. Pone sus pupilas sobre mí y me doy cuenta de lo que ha menguado mi aura con la ya próxima cuarentena. Me taladra con su apabullante autenticidad. Ahora puedo decir que aquel rompecabezas desperdigado ha encontrado todas sus piezas. Reunidas quedaron hace unos años. Ensambladas con el tiempo y con el amor. Fundidas ahora con la cohesión de un alma inabarcable en un cuerpo de miniatura.