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Mostrando entradas de septiembre, 2008

Despedida de soltero

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Iba pensando yo según iba hacia Moncloa, cómo se iba a dar la noche y cuantos de mis amigos iban a acudir a la cita. Son nervios que responden a la incertidumbre de lugares, caras y situaciones. Agarrado a la barra del vagón, se me pasaban retazos de imágenes, siempre con una copa en la mano, y algún que otro cigarro humeando. Llegué al "Macetero" y ya se encontraban en el lugar mi hermano y algunos amigos del pueblo, a saber, Adolfo, Tomàs, Javirocío, Javilaura, el Bico, Esteban (recordé una y mil veces las fechorías, devaneos, algarabías, borracheras de adolescente y viajes en bicicleta con la solanera de agosto). Era como en aquellos tiempos pero con la pesada carga de las responsabilidades de la vida sobre los hombros de cada uno. Y las bofetadas de la lucha diaria en forma de canas, lorzas y algún que otro percance de salud. Pero aquí estabamos casi todos. Faltó Fernando y Rodrigo, a los que menciono por su mala pata y peor horario de trabajo. Después vinieron los amigos

Pensamientos de un espíritu perdido

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" Llevo unos días perdido en un mar de nubes y de dudas. No me acuerdo muy bien cómo he llegado hasta aquí, pero el temor a la certeza me hace temblar de vez en cuando. Diviso las cosas desde lo alto, despegado del suelo. No me asaltan sensaciones corporales, vivo en un constante estado de plenitud, y este extraño bienestar me resulta a duras penas, soportable. Lo más seguro es que haya muerto, y cada minuto de seda que va pasando sutura la pena que siento de haber abandonado el mundo donde yo vivía. Bien. Vamos a hacer un alto. Piensa. Que no te embargue la desesperación. Voy a intentar el contacto con mis seres queridos. Sí. Es el paso que tengo que dar. Si lo consigo, es que aún queda la esperanza de que algo, no sé el qué, me haya hecho pasar a este estado de alienación etérea. Visitaré las calles para ir al trabajo, o a mi casa, para ver si todo está como lo dejé hace unos momentos, o unas horas... o una eternidad, porque no siento el paso del tiempo, no lo puedo percibir, ma

Propósitos y despropósitos

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Una nueva evaluación llega en septiembre, la de nuestra personalidad. Los kioskos se engalanan con cartones, como si fueran vagabundos que intentan tapar cualquier resquicio para evitar que se cuelen los primeros fríos del otoño. Los paisanos nos acercamos, curiosos, a ver qué nueva gilipollez ha sido parida por las sesudas reuniones de psicólogos, a sueldo de las editoriales de siempre: Rba, Altaya, Planeta, etc.. Yo he caído, por supuesto, en alguno de estos "reteles" para cangrejos viandantes, y al final compré el reloj de bolsillo con caducidad de dos días, o la colección de novelas de pastas imponentes que esconden un catálogo insulso de diferentes texturas de papel higiénico. Pero al final he aprendido la lección. ¿Cuando la aprenderán todos aquellos que siguen asomándose al balcón de la publicidad? ¿Qué son los propósitos nuevos para septiembre? ¿Y los de año nuevo? A primera vista es carnaza para los telediarios, esos nuevos programas de telebasura cuya única verdad y

Dos dimensiones, un solo yo.

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"Búscame donde el camino gira, en el último recodo. Podrás verme en el sitio más soleado, donde la sonrisa fluye sin necesidad de forzar una mueca. Búscame en aquella sombra oculta, en el cortante del pantano donde no ha pisado nadie, subido a una peña olvidada para divisar, como lo hace el corzo, aquel horizonte tan limpio. Me hallarás sin dificultad cuando el jolgorio de la fiesta esté en su apogeo. Me verás pegando la hebra con aquel amigo de la infancia, cuyo álbum de recuerdos es el mismo que el mío, compartiendo palabras, confundido entre la multitud, fundido en el tiempo. Búscame cuando el viento arrecia; en los páramos oscuros donde la nada cobra vida, en el lugar donde me llegan los ecos de las fuerzas sutiles e invisibles. Estaré, sin duda, navegando entre los coches como si el tiempo se hubiera parado. Respirando vida en el parque donde vuelan mis pensamientos, con cada zancada una esperanza, cada paso una muesca en la culata de mis recuerdos recientes. Búscame siempre