Ese que habla desde dentro.


A veces llega a ser un pesado. Tiene días que no te deja ni a sol ni a sombra. Otros, en cambio, parece que se ha marchado de vacaciones por un rato. Es esa voz que te habla desde dentro. La voz que le cuenta a tu oído, desde dentro, los pros y los contras de los asuntos de la lidia diaria.

Entre él y tú, entre él y yo, le damos cada uno veinticinco vueltas a las cosas, para luego dejarlas tan desordenadas como estaban en su origen. Son pocas las veces que nos ponemos de acuerdo y cada uno coge la punta de la sábana que le corresponde para doblar la sábana arrugada de las decisiones. Y eso que se supone que mandas tú, o yo. Me pregunto si su ausencia nos causaría preocupación, como cuando no sabemos de alguien durante mucho tiempo. También me hago cábalas sobre la permisividad que tengo con él, porque ya sea caminando por la calle o en la oficina allí está para decirme sus pareceres. Me meto en el servicio y se mete conmigo. Me voy a la cama y su aliento me calienta la almohada. ¡Qué cruz!

Por lo que sé cada uno tenemos una voz de esas. Además, ha sido estudiado por psicólogos y filósofos de toda condición, desde Lao Tse hasta Jung, los cuales un buen día fueron conscientes de lo "cansino" que puede ser y se pusieron a responderle desde el otro lado del aparato. Yo también me he dado cuenta muchas veces, de hecho estoy escribiendo ahora sobre ello y me está contando historias, el muy cachondo, que no tienen nada que ver con este asunto. Creo que intenta que cambie de tema, o que lo deje sin más, para que su misterio vuelva otra vez al rincón de las cosas olvidadas. Pero yo soy más terco que él, y si no lo sabe aún, ya va siendo hora de que vaya poniendo sus barbas de sabio de pacotilla a remojar.
Ahora caigo: la respiración. Es una de las pocas cosas sobre las que podemos retomar el control cuando queramos. El corazón late a su ritmo, sin pedir permiso, porque está seguro de que no sabemos gestionar sus expedientes. Pero la respiración.... Es la única función vital que podemos dejar volar a su antojo y luego poder amarrar para marcarle el paso, como una paloma con cabezada y riendas. Claro. Quizá todo el barullo de la voz interior se pueda controlar con la respiración. De hecho qué es la meditación sino un método para aplacar los monos locos de la mente. Pues creo que voy a ponerle un bozal a mi mono aullador. Voy a meter en la Thermomix de los experimentos personales los siguientes ingredientes:

*Bastantes cucharadas de respiración profunda.

*Dos ramitas de voluntad reforzada.

*Un chorro generoso de disciplina diaria y viaria (cuidado que pica).

*Varios días al sereno, para reposo y posterior degustación.

Ya contaré como me sale el plato. Ya puede quedarme medio bien ya que me juego, por lo menos, trescientos gramos de sesos. De todas formas, si alguna vez me queda el resquemor de oír otra vez la voz dentro de mi cabeza, me la puedo inventar, que no cuesta dinero, y eso se agradece.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CONCURSO VÁZQUEZ MONTALBÁN - Relato Exprés ( Abril 2023)

EL MISTERIO DE SOMORROSTRO VII

EL MISTERIO DE SOMORROSTRO IV