Metafísica.


Tengo en mis manos un libro que se titula: "La metafísica: Preguntas sin respuesta y problemas sin solución". En cuanto a las preguntas sin respuesta, me causa cierto interés esa carencia de final tan categórica, tan inquietante. Con respecto a los problemas sin solución, produjeron en mi una alegría evidente. Siempre he odiado los problemas. Desde que D. Rogelio me los ponía en clase de matemáticas y no sabía como meterles mano. Cuestión de vagancia sin remedio, eso está claro, puesto que todo es matemática, queramos o no. Bendita o maldita matemática.


José Luis Pardo me hace sudar con la lectura. Tengo que tomar lápiz y papel para poder asentar lo que en sus páginas dice. Me trae a la memoria conceptos olvidados que huelen todavía a bachillerato traspapelado. Hermenéutica, ontología, sustancia, ser, ente. Palabras para perder un rato el domingo por la tarde ¿verdad?. A mi que no me vengan ahora con que eso no interesa. Estoy seguro que cualquiera se ha hecho preguntas metafísicas alguna vez en su vida. Quien soy, qué cojones hago aquí, soy realmente yo este que veo en el espejo todas las mañanas o es una versión trasnochada ( o idealizada) de mi mismo. En fin, desahogos manuales rítmicos en el ámbito de la psique (léase paja mental).


Pues fíjate que la realidad y lo que nosotros vemos, según el dichoso libro, es más parecido a la peli de Matrix que a pesadísimos y enrolladísimos códices de filósofo locuelo. Zambullido en sus páginas e intentando que las voces de los vecinos no me interrumpieran, leo que todo lo que podemos ver no es como lo vemos. Vamos que nunca nos vamos a hacer idea de cómo es el mundo en realidad. Y ya envueltos en conceptos hermenéuticos de la madre que lo parió, la distancia es mucho mayor de lo esperado: Un abismo entre lo sensible y lo inteligible. O sea que, poniendo un ejemplo, yo miro al presidente del gobierno, y me da la sensación que me da, y siento un no se qué en el cuerpo que afloja mis calcañares aunque me sostengo, y percibo con mis sentidos que esa sonrisa no es normal, ni natural, ni gótica ( más bien románica, de canecillo traspapelado) y después de digerir toda una serie de estímulos externos... estoy equivocado. Pues vaya con la metafísica. No me extraña que haya entrado en juego Ángel Gabilondo, como si fuera el mago merlín de la Moncloa. ¿Será para desenmarañar dudas filosóficas? No lo sé. Además ahora pienso que nunca lo sabré. Porque este cristal esmerilado que yo creía que era la realidad, es una peliculilla que va pasando ante mis ojos, y ya hace unos cuantos años, Platón ya se dió "cuen" de que las cosas son, pero no como nosotros las vemos.

Resumiendo, que estaba comiéndome una madalena, y entre zapateros, mundos reales y virtuales y el jodío libro, me he comido también el papel, que por cierto estaba muy bueno y a mi me ha parecido como si fuera de verdad oye...

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