JORDANIA: Tercera, tocata y fuga.

Es curioso ir en una furgoneta un grupo de gente extranjera por estas tierras peladas. Los guías a lo suyo, que es intentar enseñarlo todo en el mínimo tiempo posible; los viajeros, a la inversa, asimilar todo lo posible a poder ser, durante todo el tiempo. Hicimos tiempo y noche en Wadi Mousa en un hotel de cáscara de oro e interior de camping: Castillo de los Nabateos. Me imagino a ese pueblo errante y no adivino que pudieran acampar en semejante exponente del mal gusto. A la mañana siguiente, desayuno a matacaballo y visita a Petra. En la taquilla pudimos ver que la visita podía ser de uno, dos o tres días. ¿Se podría condensar una visita digna en tan pocas jornadas? Me temía que no. Estaba en lo cierto. Sólo pudimos ver, fugazmente, los escaparates. Serpenteábamos por el Siq, desfiladero iniciático como pocos, con el deseo infantil y el comecome de descubrir, en un giro u otro, la majestuosidad de la puerta llamada "El Tesoro". Se empequeñecen los ojos dentro de las órbit...