Túneles multicolores.

Viajes en el tiempo y en el espacio. Mentes, espíritus, simples mortales que trasladan su existencia para sentir la vibración del viaje y ver las imágenes del pasado y del presente como un carrusel de diapositivas. Un tunel revestido de melancolía en el que el vértigo de la velocidad no aterra, porque esos recuerdos rancios son familiares y a veces remedan malos tragos perdidos en la oscuridad de la noche. Máquina del tiempo, bombardeo de ideas, de sensaciones, de calores y fríos, de gente. El único tacto que se siente es el viento levantando el flequillo y resbalando por las sienes. Caemos por un tobogán sin suelo revestido de colores y de rumores tibios, sin aristas. Respirar, vibrar, todo va bien mientras nos movamos y una música ténue nos amenice las idas y venidas, las curvas imposibles, los placeres que nos invaden aquí sentados, en este gusano del tiempo y de los lugares remotos de nuestra pálida y templada mente. Llantos, risas, viajes, improperios, unidos entre sí como las cue...